Cuando nuestra empresa ha comenzado a generar ganancias, muchos propietarios deciden distribuirlos en sus propios bolsillos. Es común ver gente muy joven con su auto de alta gama, el que siempre soñó! A veces se piensa que con varios meses o años de semanas de trabajo de 70 horas, cuando finalmente el esfuerzo emprendedor rinde su fruto, nos “merecemos” gratificaciones.
Estas son opciones válidas de distribución de ganancias, pero queremos llamar la atención en la posibilidad de reinvertir parte de esas ganancias en la empresa. Y muchos pueden opinar que pueden obtener fondos para la empresa de otras maneras, como consiguiendo un préstamo en el banco. Pero reinvertir en la empresa por parte de los dueños muestra confianza en el éxito de la empresa: se reinvierte porque se sigue apostando a la empresa. Y esto también es una señal positiva para posibles inversionistas externos.
En dónde reinvertir ese porcentaje de las ganancias, dependerá de qué objetivos quiero acelerar en el tiempo, o qué debilidades de la empresa hay que apuntalar para que no bloqueen el crecimiento. Por ejemplo, reforzar el área comercial con más colaboradores, doblar la cantidad de viajes comerciales anuales, mejorar el inbound marketing, atacar un nuevo mercado, hacer más experimentos en R&D, etc. Todo lo cual debería estar explicitado en un plan de reinversión.
Vinculado a qué porcentaje reinvertir, es común ver rangos desde el 30 al 50%, pero el plan de inversión debería terminar fijando la cifra. Cabe recordar aquí la importancia de que los dueños de la empresa tengan sueldos asignados, para no inflar las ganancias: sino parecen más, pero en realidad es porque los dueños no tienen sueldo, o son mínimos. Inclusive tener rentabilidad EBITDA de 25% o más para una empresa de tecnología, puede considerarse sospechoso por parte de los inversores: un signo de que no se está reinvirtiendo lo suficiente en la empresa.
Y para los que no visualizan buenas oportunidades de reinversión, y tampoco quieren llevarse el dinero a los bolsillos, está la posibilidad de invertirlo en opciones a corto plazo con buena liquidez. Esto permite tener un mayor colchón financiero frente a contingencias no favorables a la empresa en el futuro, y de esa forma evitar desmoralizantes downsizings.
Como no hay recetas para la reinversión, es bueno pensar en la reinversión como aquello que nos va a permitir, entre otras cosas, alcanzar las metas de crecimiento de la empresa, y llevarla al siguiente nivel.